Revista Calidad Empresaria. Julio 2006
La Responsabilidad social Empresaria
Este paradigma, presente en el escenario mundial, avanza con vientos suaves y continuos integrando su cuerpo en políticas de compromiso social, ambiental y económico. Está atravesado por valores, ética y transparencia en la divulgación de la información y la comunicación, surgida del seno de la propia empresa. Genera compromiso público ante trabajadores y la sociedad; en la interacción con instituciones.
Por otro lado, lidiar con situaciones de conflictos, desarrollar procesos que anticipen posibles riesgos y el compromiso de la dirección estratégica, son algunos de los ejes destacados de la filosofía a adoptar en los negocios.
Citemos a una voz autorizada y reconocida mundialmente, Bernardo Kliksberg que en su libro “Hacia una nueva ética empresarial”, plantea de manera convincente: “Hay una explosión de interés mundial por la Responsabilidad Social Empresarial” quedando demostrado en la gran cantidad de empresas que adhirieron al modelo en el mundo entero.
Así comienza a consolidarse el camino hacia un modelo de gestión integrado y con deseos concretos de superación, cuyo resultado será sin duda, sociedades más sustentables, con relaciones sinérgicas y de largo plazo, tanto entre sectores (privado, público y sociedad civil), como con cada grupo de interés de la empresa, permitiendo también un mayor desarrollo económico construido sobre lazos de entendimiento, confianza, compromiso y valores compartidos.
Ejemplo de ello es la información con contenidos globales que dejan observar datos concluyentes hacia un camino de afianzamiento lento pero seguro, hacia un cambio de las interrelaciones empresa- sociedad- gobierno.
Liderazgo mundial. Datos irrefutables.
Comencemos por el concepto de la RSE en el mundo empresarial americano donde B. Kliksberg cita a Ignatius (Washington Post) “en una era de escándalos corporativos simbolizados por Enron, los CEOS entienden que para mantener confianza en una marca, no basta con hacer buenos productos.(…) En estos días las empresas tienen que ser vistas como haciendo el bien para que les vaya bien”.
Por otro lado, J. Nielsen, directora del International Business Leaders Forum, plantea que la “ciudadanía corporativa”, pide a la empresa que sea un ciudadano ejemplar.
En el marco amplio de las naciones, la RSE queda implicada en el Pacto Global de las Naciones Unidas (julio de 2000) lanzado por iniciativa del Secretario General de la ONU, Kofi Annan, para promover las prácticas de negocios responsables, al cual ya se ha adherido un número importante de empresas. Esta considera la RSE como un camino propicio para resolver problemas sociales que enfrenta la humanidad, a través de programas que asistan las realidades complejas.
En la declaración del Milenio, aprobada en la cumbre del Milenio, celebrada en el año 2000 en Nueva York, presidida por Kofi Annan, se reflejaron los intereses y preocupaciones de 147 jefes de Estado y de Gobierno, de un total de 191 naciones.
Los compromisos asumidos por los líderes de las naciones han establecido objetivos concretos para reducir a la mitad el número de personas que viven en condiciones de extrema pobreza, proporcionar a todos agua potable y educación básica, reducir la propagación del VIH / SIDA y lograr otras metas de desarrollo.
Argentina, en particular se ha comprometido con 17 metas que se corresponden con los objetivos mundiales (ver recuadro página …)
Compromiso de Argentina en las metas del milenio:
1. Erradicar la pobreza extrema y el hambre. META 1. Erradicar la indigencia y el hambre. META 2. Reducir la pobreza a menos del 20%. |
2. Alcanzar la educación básica universal. META 3. Asegurar que en el año 2010, todos los niños y adolescentes puedan completar los 3 niveles de educación básica (10 años de educación). META 4. Asegurar que en el año 2015, todos los niños y adolescentes puedan completar todos los niveles de educación (3 niveles de EGB y polimodal). |
3. Promover el trabajo decente. META 5. Reducir en el año 2015 el desempleo a una tasa inferior al 10%. META 6. Incrementar la cobertura de protección social a dos terceras partes de la población para el año 2015. META 7. Erradicar el trabajo infantil. |
4. Promover la igualdad de género. META 8. Alcanzar en el 2015 una mayor equidad de género mediante una mejor participación económica de la mujer, una reducción de la brecha salarial entre varones y mujeres, y manteniendo los niveles de igualdad de género alcanzados hasta el 2.000 en el ámbito educativo. META 9. Aumentar la participación de la mujer en niveles decisorios (en instituciones públicas y privadas). |
5. Reducir la mortalidad infantil. META 10. Reducir en 3/4 la mortalidad de menores de 5 años y en un 20% la desigualdad entre provincias entre 1990 y 2015. |
6. Mejorar la salud materna. META 11. Reducir en 2/3 la tasa de mortalidad materna y en un 20% la desigualdad entre provincias entre 1990 y 2015. |
7. Combatir el VIH/SIDA, la tuberculosis y el chagas. META 12. Haber detenido e iniciado la reversión de la propagación del VIH/SIDA en el 2015. META 13. Reducir la incidencia de la tuberculosis un 8% anual y la tasa de mortalidad por tuberculosis un 10% anual, y haber certificado la interrupción de la transmisión vectorial de Chagas en todo el país en el año 2015. |
8. Asegurar un medio ambiente sostenible. META 14. Haber logrado en el 2015 que todas las políticas y programas del país hayan integrado los principios del desarrollo sostenible y se haya revertido la pérdida de recursos naturales (ambientales). META 15. Reducir en 2/3 la proporción de la población sin acceso al agua potable entre 1990 y el 2015. META 16. Reducir en 2/3 la proporción de la población sin acceso al saneamiento básico entre 1990 y el 2015 META 17. Haber reducido a la mitad la proporción de la población residente en villas miserias y asentamientos irregulares. |
En cuanto a la la norma ISO internacional, se está en proceso de elaboración de la guía de recomendaciones sobre RSE, cuyo texto final será publicado en el año 2008, bajo el número 26.000. En Argentina, IRAM viene realizando una serie de debates con todos los grupos de interés (gobierno, trabajadores, empresarios, consumidores, universidades, consultoras, ONGs) para que en esta guía se vean reflejados los intereses de las partes. Incluirá recomendaciones para la aplicación de un marco conceptual, por lo que no será certificable. Según Luis Trama de IRAM “en los textos (…) no se dice lo que se debe hacer sino lo que sería conveniente”(diario El Cronista 20-06-06)
Claramente mantiene, por un lado, el espíritu voluntario ya que sin certificar se convertirá en una garantía a nivel mundial de información confrontada en todos los aspectos, que cada grupo de interés ha definido dentro del marco de la RSE. Obtendremos así una orientación consensuada por 55 países participantes, de sus alcances, principios y herramientas, que serán comparables, pero respetando cada sistema cultural y político.
Construir desde lo local
Es fundamental aceptar que no hay “recetas” para aplicar la RSE, sino que, si bien es un nuevo modelo de gestión a nivel mundial, existen diferentes puertas para acercarse a ella. La manera de hacer buenos negocios pasan indefectiblemente por el tamiz cultural, los marcos legales y fiscales, las realidades sociales, el grado de desarrollo de la sociedad en términos de equidad, de pobreza, de conciencia ciudadana, de los índices de desocupación y productividad, etc.
En este sentido, se comprende que la incorporación de nuevas herramientas de gestión deberá realizarse paso a paso. Cada empresa, de acuerdo a sus políticas y estrategias de mediano y largo plazo, podrá establecer por cuál puerta comenzar el recorrido. Eso sí, el compromiso asumido por los directivos de las compañías es condición necesaria y única para lograr la transversalidad de la RSE al interior de la misma, junto a ello, incorporar desde la visión y misión la triple generación de valor: económico, social y ambiental, otorgándose, de este modo, validez y legitimidad a las decisiones corporativas.
Además, volvemos sobre el espíritu voluntario que supone la RSE. Las acciones que se emprendan van más allá de las reglamentaciones vigentes en cada país.
Informar y comunicar
La diferencia entre informar y comunicar, se encuentra en el espacio que la comunicación abre hacia aquellos que dirige información. Incluir la escucha y el diálogo con stakeholders significa compromiso, puesto que apunta a alinear valores, políticas y estrategias de la empresa con los puntos de vista de sus grupos de interés, analizando y comprendiendo sus diversas posiciones. Atender esas necesidades abriendo un canal de comunicación, donde el juego de poderes encuentre un lugar de negociación y de nuevas oportunidades, es intentar obtener intereses de conjunto donde antes sólo se manifestaban intereses particulares.
En este mismo sentido, el Global Reporting Iniciative, ofrece una herramienta que da la posibilidad a la empresa de apoyarse en una guía para reportar avances, logros y compromisos en las dimensiones económico-social-ambiental. ¿El objetivo? Contribuir a un diálogo continuo entre las partes.
La comunicación en las tres dimensiones está siendo ponderada por las bolsas de valores internacionales. Además del criterio económico-financiero, las acciones de RSE, incorporan un valor adicional ante la presentación de balances sociales y ambientales. Hoy cada día más empresas integran a su balance económico estos aspectos, bajo los reportes de sostenibilidad que incorporan el accionar voluntario hacia los grupos de interés de la empresa y su compromiso futuro con la sociedad.
Conclusiones
Está en la cuenta del haber el conocimiento de la ciudadanía acerca del alcance de la RSE.
Sin embargo, desarrollar un sentido de Responsabilidad Social Empresarial implica que las empresas tengan que avanzar por diversas etapas en la curva de aprendizaje. Adhiriendo a la propuesta realizada por Simon Zadek (Director de AccountAbility y miembro del consejo consultivo del programa Business partners for development del Banco Mundial) concluimos que pueden definirse las siguientes etapas para integrar la RSE a la empresa:
1. Políticas claramente definidas en materia de RSE
2. Planificación estratégica de las mismas incorporadas al negocio.
3. Etapa de gestión, cuando estas prácticas se introducen en los procesos centrales.
4. Por último, una etapa civil, donde la empresa ya promueve sus prácticas de RSE hacia el exterior: la industria, su cadena de valor, e incluso la comunidad.
Sin duda la RSE requiere de un liderazgo valiente, en dos aspectos. Por un lado la adopción de medidas que claramente no aportan en el corto plazo a los resultados financieros de la empresa, y por otro es un proceso para la innovación organizacional. Así quedará arraigado el nuevo modelo de gestión.
El camino hacia la responsabilidad social empresarial es aún largo, pero se presenta como una magnífica oportunidad para ser un motor de cambio y transformar la calidad de vida de millones de personas que hoy viven sin esperanza. Retomamos palabras de Bernardo Kliksberg con datos irrefutables: En América Latina, plena en riquezas potenciales, se convive con niveles de pobreza del 44%, donde 190.000 muertes de niños anuales se deben a ella. En este contexto redimensionar el papel de las empresas en la sociedad y su interacción con las políticas públicas y OSC es un rol ineludible.
Destaca el diario The Economist: “El movimiento por la responsabilidad social empresarial ha ganado la batalla de las ideas”.
Por su parte, el World Economic Forum plantea que el 70% de los altos gerentes y responsables financieros consultados dicen que habrá un interés creciente en la RSE en el futuro en la gran mayoría de los inversores. En la Argentina en particular, en el año 2005, TNS-Gallup y la Universidad de San Andrés (a partir de una iniciativa de la Fundación IRSA, el Foro del Sector Social y la Universidad) se realizó una encuesta sobre RSE la cual releva que si bien el 74% de los 153 directivos de empresa entrevistados manifestó tener un conocimiento alto o muy alto sobre la temática, el 50% de las respuestas informan que el grado de desarrollo de la RSE es medio y el 41% que es bajo.
Los negocios responsables hacen empresas sustentables. Sólo queda disminuir la brecha y aplicar el conocimiento: que las políticas y estrategias se conviertan en acción.
Dellacasa & Castillo Consultores